Spotify y el empoderamiento dentro del capitalismo

Leía hace poco una conversación en el fediverso sobre qué pasaba con las pequeñas producciones que exponen temas importantes y poco difundidos que encontraban su lugar en Spotify, siendo que habemos quienes nos oponemos a su uso por cuestiones de privacidad, monopolio y abuso. Aquí mis pensamientos al respecto.

Creo que no es un caso aislado y que tiene que revisarse en una vista panorámica de las circunstancias. No es la primera vez que un producto digital se ofrece como una forma sencilla de lograr un objetivo (en este caso la distribución de un podcast) solo para luego amarrarte a su consumo a la larga con mecanismos que les permitan extraerte hasta la más mínima ganancia. De hecho es el modus operandi hoy día.

El problema, como yo lo veo, es que en efecto se posicionan en el imaginario colectivo como la única forma de lograr el objetivo, eliminando formas anteriores conocidas. En el caso de Spotify parece habérsenos olvidado que de hecho no mucho tiempo atrás éramos dueñas de la música que esuchábamos. Lo hacíamos offline y sin anuncios. Ahora pagamos una renta por escuchar música y pareciera que es la única forma de hacerlo ya. De la misma forma, publicar un podcast es una tarea conocida desde hace tiempo.

En esa transición hay algo que cambia, la promesa capitalista de la simplificación, o como dijera Byung-Chul Han, la positivación. Esto es importante porque siempre es así: la constante cuando un producto que nos controla o explota de alguna forma se impone como la forma es la supuesta comodidad que ofrece. La simplificación de alguna parte del proceso que al removerla deja un hueco para alguna empresa lista para hacerse de unos dólares extra.

La solución, si existe, no puede ser algo sencillo. Tenemos la tecnología para que muchas comodidades que se ofrecen desde los grandes monopolios sean alcanzables de forma que respete nuestra autonomía y sin abuso, pero no existen los incentivos para dejar esas tecnologías y procesos alternos pavimentados.

Y es obvia la razón: nuestra supervivencia está atada a la producción, y esa producción está relacionada a la contribución al capitalismo, de lo contrario nos las vemos negras. Pavimentar los caminos de la autonomía es una oposición directa a esto (pensemos por ejemplo en el desarrollo del software libre) y eso significa que es casi por definición una tarea no productiva (en el sentido capitalista al menos), de hecho es una tarea a costa de nuestra propia producción.

Pienso mucho en la falsa dicotomía Lector-Escritor. Dice la editorial: "la piratería es una violación de los derechos del autor". La realidad es que la única desventaja ahí es para la editorial misma, que ve sus ganancias mermadas. La lectora quiere leer y la escritora quiere escribir para ser leída. Es una combinación de perfecta armonía, excepto que está inscrita en el capitalismo donde la supervivencia de la escritora está atada a su producción, y sus ganancias mermadas por la editorial, quien se incrusta enmedio para cosecharlas y dejar una parte mínima.

Juega también aquí la disyuntiva entre el claro beneficio personal de utilizar la herramienta corporativa/capitalista (e.g. consumir la plataforma en línea) y el abstracto resultado colectivo de oponérsele (privacidad, autonomía). Y aquí me refiero al nivel de abstracción del que sufre el problema del cambio climático: los efectos están ahí (cada vez más presentes) pero los mecanismos son difusos y nuestra participación de ellos no se entiende en general. Así es como terminamos siendo partícipes de la destrucción de nuestra autonomía y planeta en pos del empoderamiento personal (y a veces colectivo, pero generalmente local).

Regresando al tema principal: creo que debemos siempre estar atentas a esos mecanismos de "empoderamiento" (llámese software privativo, automóvil o Spotify). Y quizá preguntarnos si existe otra forma de lograr el objetivo, que generalmente la hay y cuando no, debemos preguntarnos qué pasa cuando el objetivo es lograble por cada ser humano: ¿qué le pasa al planeta cuando es así?

Y sin embargo, se mueve (o quiere moverse)

Esto sería una reflexión incompleta sin no considerara que de hecho no siempre es posible comenzar desde la oposición. De hecho, en el panorama actual, oponerse al capitalismo desde la clase media pareciera un privilegio (aunque esto me parezca una mala excusa en muchos casos) y solo desde la pobreza, una necesidad.

¿Estoy a caso planteando que cualquier persona que quiera producir un podcast no lo publique en spotify? No creo que ese sea el camino. Y sin embargo sí es posible hacer una diferencia: puedo aprender sobre las alternativas, si las existen. Puedo aprender lo que conlleva, puedo socializar mis inquietudes (que es como llegó a ser este texto). Y puedo, paso a paso, acercarme hacia las soluciones que nos liberan a todes. Puedo preferirlas, aunque eso signifique un esfuerzo adicional, y lo va a ser. Recordemos la premisa de que el capitalismo entra desde la comodificación, entonces, al menos inicialmente, será necesario rechazar algunas comodidades para poder conseguirlas de las formas que nos respetan y cuidan, a nosotros y al planeta.