La realidad de mis interacciones sociales

Aquí os explico algunas cosas que ya sabía, pero que me habían dejado de importar por circunstancias varias, y que sin embargo vuelven a mi con motivo de un cumpleaños.

Antes que nada, me percaté de que, del universo de personas que puedo decir son mis amigos, pocos se intersectan entre sí, es decir, tengo un amigo por aquí, y otro amigo por allá, pero si juntase a mis pocos amigos se toparían con la realidad de que algunos no se conocen, y los que sí se conocen puede ser que no se lleven de lo mejor, de todas formas no son muchos.

La razón por la que funciona así es que en mi forma de ser (y desde chiquito) he buscado los enlaces significativos con las personas, enlaces muy particulares que me unen con ciertas personas, y que no comparto con nadie más, es por eso que cuando estoy con uno de mis amigos, y éste está a su vez con un grupo de amigos suyos, yo opto por permanecer en silencio y contemplando, soy muy celoso de mis enlaces, y comprendo también que la naturaleza social de la mayoría de las personas permite compartirlos, pero en mi caso no es así.

Implicación de lo anterior es que las personas solamente puedan sacar lo mejor de mi cuando se encuentran a solas conmigo, es muy difícil encontrar un grupo de personas dentro del cual yo pueda mostrar mi potencial, prefiero los diálogos individuales en general, lamentablemente la personalidad de muchas personas no propicia la clase de diálogos que a mi me favorecen.

Todo esto me llegó a la mente ahora en el cumpleaños de uno de mis amigos de más tiempo, en su casa, con otros de sus amigos, gente extraña para mí que no conozco ni me conoce, y con quienes no me es sencillo encontrar un punto en común, nada personal, simplemente así funciono yo.

Luego aparece esta segunda realidad, que estoy seguro no es exclusiva de mi, pero sí se pronuncia de manera notoria; dado lo anterior, y quizá algunas otras causas que en este momento no alcanzo a enumerar, me suelo alejar de los grupos de personas, o por lo menos mantener distancia, es por eso que me es tan sencillo desaparecer, en mi caso el acto de la desaparición solamente consiste en el no acercamiento. Generalmente prefiero que la gente se acerque a mi, que es afortunada o desafortunadamente difícil. Es así como se construye mi forma de subsistir; me mantengo distanciado de los grupos sociales, hago las cosas que a mi me gustan, y ocasionalmente me relaciono con las pocas personas que se atreven a dar un sólo paso hacia mí, que son pocas, y que no se conocen ente sí.

Con todo esto se puede hacer una construcción de mi mundo, una maraña muy difícil de recorrer, y es difícil de recorrer por que no se puede tener a todos mis amigos juntos, ni a todas las personas que me son importantes, probablemente se requieran veinte años para llegar a conocer mi vida como es justo ahora, y para entonces ya mi vida será otra. Luego entonces conocer a las personas con las que me relaciono no basta para conocer mi mundo, quizá no sea ni siquiera necesario, pues realmente soy yo quien va de mundo en mundo, robando ideas y pensamientos. Lo único que se necesita para conocer mi mundo es conocer mi mente, todo lo demás es pasajero, hay muchas cosas que poseo a las que ya renuncié de antemano, y cosas que no tengo pero que anhelo, y cosas que tuve y recuerdo.

Más bien ese es mi mundo, todo lo llevo conmigo, soy mi individualidad, entonces para conocerme no se necesita mas que conocer a mi, y ya, mi historia es la que recuerdo, y mi futuro el que se va a construir. Si acaso hará falta subir a la montaña conmigo, hacer unas pocas matemáticas y entender por qué me apasiona el desarrollo de software, o incluso compartir un diálogo de silencios, que tan familiares me son.