Qué caprichoso el tiempo y el espacio. Uno camina tranquilo por alguna ciudad, sin saber que en algún momento, antes o después, pero por el mismo lugar, pasó o pasará una persona importante en tu vida.
Uno no sabe si esa escalera en la que te sentaste servirá también de asiento a alguien que conocerás, o si ese árbol que te dio sombra un día también le servirá de cobijo.
Pero ahora que me doy cuenta de ello creo que marcaré todo el mundo, dejaré mi huella por si algún día pasas y la ves, plantaré un árbol por si un día quieres sombra, construiré una casa por si quieres un techo, y cuidaré de este mundo por si quieres en él vivir.
Evitaré pues tirar basura, no sea que un día se inunde tu casa. Saludaré amablemente a todo mundo y regalaré sonrisas por si alguien que conocí te conociera, ayudaré a quien pueda por si este favor algún día pudiera ser devuelto a ti. Limpiaré hoy esta banqueta en que camino por si tus pies descalzos la quieren transitar, y marcaré esta vereda por si un día conmigo la quieres recorrer.
Qué insensato he sido al descuidar mi mundo, olvidando que conmigo lo has de habitar. ¿Cómo he podido omitir tanto tiempo tan firme realidad?
Pero ahora lo sé, este camino que recorro, que me lleva por los más extraños y lejanos parajes, ahora lo cuidaré, lo limpiaré de piedras y hasta pondré marcas, te diré de donde vengo y señalaré a donde voy, no sea que un día me busqes y no me sepas encontrar. Aquí estaré pues, al final del sendero, o quizá, si te atreves, al inicio.